La clave; la creatividad y urgencia.
Ya conocemos los beneficios del Coaching: ayuda a reconocer fortalezas y carencias, ofrece luces respecto a lo que queremos y nos enseña a responsabilizarnos como personas y profesionales. Sin embargo, ¿son suficientes esas bondades para aplicar el Coaching? ¿Tiene limitaciones nuestra disciplina?
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La matriz Creatividad/Urgencia es un esquema de gran utilidad para saber cuándo y a quiénes es conveniente aplicar un proceso de Coaching en una empresa. Su valor radica en que considera las variables más importantes del Coaching -acción y reflexión- y las incorpora en forma de interrogantes para saber si es el momento indicado para intervenir:
Debemos preguntarnos:
¿Cuál es el nivel de creatividad que necesita el coachee para alcanzar el objetivo?
Y, ¿cuál es el nivel de urgencia que exige para lograrlo?
Los cuadrantes resultantes nos dicen lo que necesita la organización:
Situación de baja creatividad y baja urgencia
En estos casos, la formación tradicional en cursos de pocos alumnos es conveniente para despejar dudas y brindar conocimientos específicos. No resulta viable el Coaching porque el Coach no está para enseñar a un aprendiz, sino para desarrollar una relación horizontal, que busca soluciones personalizadas.
Situación de baja creatividad y alta urgencia
Si este es el caso, lo mejor es ofrecer servicios de Consultoría porque la urgencia le impide al cliente (coachee) reflexionar y poner en práctica acciones y aprendizajes, aspectos indispensables del proceso de Coaching. El Consultor es un experto y puede aportar soluciones en un contexto concreto y ofrecer resultados en poco tiempo.
Situación de alta creatividad y alta urgencia
En este escenario, la opción ideal es el Mentoring porque el mentor, a diferencia del Consultor, puede ofrecer conocimientos precisos e intuición, basado en la relación de mucho tiempo que suele tener con sus discípulos. El Coaching requiere reservar tiempo para el ensayo y el error.
Situación de alta creatividad y baja urgencia
Este el momento ideal para el Coaching porque el proceso podrá canalizarse paulatinamente hacia el descubrimiento de nuevas estrategias y pensamientos. El resultado será entonces un conocimiento único, porque el coachee podrá involucrarse sin prisas y estará dispuesto a crecer.
Hemos visto que la formación, la consultoría y el mentoring se basan en la transferencia del conocimiento y en la experiencia de quien lo imparte. En cambio, el Coaching se concentra en las vivencias y conocimientos del cliente.
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